Telesur noticias aquí…

12 de febrero de 2009

"H.H." vinculó a Duarte Cancino con las AUC

Febrero 12 de 2009

EFE - Colprensa

El ex jefe paramilitar Éver Veloza García, alias H.H., aseguró en versión libre ante la Fiscalía en Medellín que el asesinado arzobispo de Cali monseñor Isaías Duarte Cancino era “el consejero espiritual” de Carlos Castaño Gil, antiguo jefe de las Autodefendas Unidas de Colombia, AUC .

La Fiscalía dijo en un comunicado público que en la versión libre que está por verificarse, Veloza, conocido con los alias de H.H. o Carepollo, “sostuvo que en una oportunidad el máximo cabecilla de los paramilitares habría dormido en casa del prelado” .

Al parecer, la relación de Duarte con Castaño se remonta a los años en los que el jerarca católico fue obispo de Apartadó, la principal localidad de la zona bananera de Urabá y en el pasado una de las regiones más conflictivas del país, donde surgieron las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu, fundadas hace unos treinta años por Castaño y dos de sus hermanos, también fallecidos.

Duarte fue asesinado el 19 de marzo de 2002 en un templo parroquial de Cali, ciudad a la que había sido trasladado como arzobispo, en un crimen que las autoridades atribuyeron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc.

Durante la comparecencia Veloza ratificó además que el general en retiro del Ejército, Rito Alejo del Río, antiguo comandante militar en Urabá, y el coronel Byron Carvajal, también retirado y en el pasado en funciones en la misma región, tuvieron vínculos con los paramilitares.

Veloza también acusó de vínculos con las autodefensas al ex gobernador del Cauca, Juan José Chaux, de quien dijo fue un colaborador de las AUC, y aseguró que él mismo lo acompañó hasta la finca La 21, en Urabá, para que Chaux se reuniera con Castaño en un campamento.

Alertan por nuevo incremento de las masacres en Colombia

Foto: EL TIEMPO

Si bien la matanza de indígenas en Nariño es atribuida a las Farc, un aumento de masacres en el 2008 está asociado en buena parte a la pelea de grupos que surgieron tras desmovilización 'para'.

Pese a que las autoridades aún no han confirmado el hallazgo de los 17 cadáveres de la comunidad indígena Awá, este hecho no es el único que pone en evidencia el regreso de las masacres al país.

A este caso se suman otros cuatro, ocurridos entre enero y febrero; y los 37 que se registraron en el 2008, 11 más de los que tuvieron conocimiento las autoridades en el 2007.

Por lo menos esa es la cifra que maneja el Observatorio de Derechos Humanos de la Vicepresidencia de la República, cuyos registros dan cuenta del incremento de las masacres, que desde el 2002 se habían disminuido notablemente. Ese año, en el que se puso en marcha la Política de Seguridad Democrática, hubo un registro de 115 masacres con 680 víctimas.

En el 2007, las masacres cometidas por guerrilla, narcotraficantes y bandas emergentes dejaron 128 víctimas; y en el 2008, los muertos ascendieron a 169, es decir, 41 personas más asesinadas.

Las autoridades de departamentos como Córdoba, Meta y Guajira, que habían puesto en marcha planes para prevenir los asesinatos múltiples, al punto de dejar en ceros el número de casos en el 2007, vieron cómo en el último año el fantasma de las masacres reapareció en sus regiones.

En Córdoba, por ejemplo, hubo cinco masacres con 23 víctimas; en Meta los casos fueron 4 con 19 muertos; y en La Guajira 14 asesinatos correspondieron a tres masacres.

Antioquia, el departamento más golpeado del país por homicidios comunes, la mayoría de ellos generados por el pulso entre el narcotraficante 'don Mario', 'Los Paisas' de la Oficina de Envigado y otras bandas emergentes que se disputan el control de las rutas para traficar coca, tuvo siete masacres en el último año, con 32 víctimas.

Incluso, la capital del país no fue ajena a estos hechos. En el 2007 se presentaron dos masacres con nueve víctimas: cuatro jóvenes y una mujer que tenían antecedentes por consumo de drogas y el de cuatro vigilantes en el sector de Fontibón, occidente de Bogotá.
A diferencia de estas, las ocurridas en otras regiones del país están relacionadas,según las autoridades, a narcotráfico.

Departamentos como Cundinamarca, Bolívar y Cauca lograron el objetivo de disminuir este tipo de hechos.

Dos masacres en el Valle

El 2009 empezó con las alarmas encendidas por estos casos desde el primer día del año.

En el municipio de Puerto Berrío, en el Magdalena Medio, fueron hallados los cadáveres de cuatro mujeres entre ellas dos niñas. Y aunque el hecho ocurrió el 31 de diciembre y la Policía determinó que el motivo de esas muertes fue un robo, hubo una cadena de hechos durante la tercera semana de enero.

El 23 de enero las autoridades hallaron los cadáveres de cuatro hombres en una camioneta entre la Unión y Roldanillo (Valle). Las víctimas fueron identificadas como Héctor James Romero Narváez, de 42 años; Jesús Alexander Sánchez Roa, de 33, y Rafael Sánchez, 'don Rafa', de 42, y Edgar García.

Los cuatro hombres fueron hallados con signos de tortura, asfixia y maniatados, en la parte trasera de la camioneta con placas PFE 993, de Pereira. Dos de ellos tenían heridas de bala.

Una de las víctimas tenía negocios de ganadería y las autoridades la señalaban de tener vínculos con el extraditado jefe paramilitar Carlos Mario Jiménez, 'Macaco'.

24 horas después la Policía halló los cadáveres de cinco miembros de una misma familia en Buga.

Las víctimas fueron los esposos Luis Cruz Henao, de 40 años, Consuelo Rodríguez, de 38 y sus hijos de 13, 15 y 17 años. Tenían heridas de escopeta y algunos estaban apuñalados.

Vecinos de la vereda Miravalle, en el corregimiento de Monterrey, los encontraron y denunciaron ante las autoridades. Solo una niña de 2 años fue encontrada con vida en la casa. Ellos se dedicaban al cuidado de búfalos en una finca.

El sábado 24 de enero autoridades del Chocó denunciaron la muerte de siete campesinos en zona selvática de Condoto, Chocó. Identificaron a tres de las víctimas como Luis Eduardo Moncada Ramón, John Fredy Moncada y Manuel Manyoma Ramos y dijeron que otras habían sido arrojadas a un río.

Atribuyeron la masacre a disputas de miembros de las llamadas 'Águilas Negras' y 'los Rastrojos' por el negocio de la droga.

La continuidad

La principal preocupación de Álvaro Uribe, en caso de que fracase en su nuevo intento reeleccionista, es asegurar la continuidad de sus políticas. Desde 2004, el Presidente ya les decía a sus cercanos aplaudidores que “hay que preparar la sucesión; no podemos dejar el país en manos de ellos”, en clara alusión a los integrantes del Polo Democrático. En aquel entonces, Uribe manifestaba que quería un sucesor con experiencia política y con los pantalones bien amarrados y señalaba a los dirigentes liberales Enrique Peñalosa y Juan Manuel Santos. Según tengo entendido, en ese momento, al enterarse de la propuesta, Peñalosa mostró poco entusiasmo mientras que Santos estaba mucho más abierto a la posibilidad (y eso que todavía no era ministro). Desde entonces Uribe está obsesionado por continuar su proyecto político e impedir que el Polo triunfe en las elecciones presidenciales de 2010.

Sin embargo, tras el salto al agua de Andrés Felipe Arias, quien se declara continuador de los postulados uribistas, vale la pena preguntarse cuáles son esos logros que tanto vale la pena preservar. Aunque la lista es extensa, me voy a referir a unos cuantos aspectos clave, sin incluir la crisis social, que merece artículo aparte.

Para empezar, me pregunto si Arias, o quien sea el candidato oficialista, quiere seguir con las políticas de recompensas e informantes que desembocaron en los falsos positivos, gracias a los cuales han perdido la vida cientos de ciudadanos inocentes, asesinados por nuestras propias Fuerzas Armadas.

¿O será que vale la pena continuar con esas mismas estrategias que han trasladado la zozobra de la inseguridad a las ciudades, donde los índices de delitos contra la vida y la propiedad han aumentado escandalosamente? ¿O lo que hay que cuidar es el avance del lucrativo negocio del narcotráfico, viendo multiplicar sus bandas, al tiempo que la sociedad se ‘traquetiza’?

¿O será que la idea es reforzar los progresos de los últimos años en cuanto a infraestructura? La prueba más reciente y dolorosa del fiasco de Andrés Uriel Gallego como ministro de Transporte es el accidente que se presentó en la vía a Quibdó en días pasados, en el cual murieron docenas de colombianos humildes, mientras el Invías se debate en una maraña de irregularidades. Y ni hablar de la anunciada recuperación del ferrocarril que prometió Uribe en su primera campaña. Después de todos estos años, ahí tampoco hay mucho que valga la pena preservar.

Por último, sería interesante saber si amerita mantener la continuidad de la errática política internacional de Uribe, y el fracaso de sus cinco cancilleres. Utilizadas por el propio Presidente para pagar favores políticos, las misiones colombianas en el exterior han visto desfilar a patéticos personajes que van desde la señora Pum-Pum hasta Moreno Descaro, pasando por otros como Álvaro García, Édgar Perea o Claudia Rodríguez de Castellanos; además de los hijos de Santofimio, Name, Guerra, etcétera.

¿Valdrá la pena seguir en las mismas? Para esa gracia, mejor que siga Uribe, a ver si al fin tocamos fondo.

Liberación de reenes de las farc